La descripción de los vestidos ecológicos, como en este caso nos ocupa, transcurre sobre un cincuenta por ciento de algodón orgánico certificado y otra mitad con poliéster reciclado, también certificado.

Hace un par de años que trabajo con una marca especializada en moda sostenible y con todo certificado. Son SKFK. Trazabilidad, procedencia, de dónde son las materias primas, cómo las transforman, comercio justo, 0 explotación laboral, y un largo etc., sobre la que podría estar hablando largo y tendido. Su transparencia en la gestión del proyecto, en el que ya están inmersos desde, al menos 20 años, es un triunfo al slowfashion, o moda lenta, sostenible y ecológica. 

Personalmente mi experiencia en la toma de contacto con estos tejidos había sido 0. Es decir, no es que no conociera técnicas o tejidos, pero jamás me los había puesto. La sorpresa fue tan grata y placentera, que a día de hoy cuando explico a mis clientas las cualidades de estos tejidos, me invade una sobre energía que, aunque es probable que debiera ser un poco más comedida, no puedo hacerlo. Estoy increíblemente ilusionada con SKFK.

La primera vez que llevé puesto uno de sus modelos sostenibles, fue un mono, que por supuesto, sigo poniéndome. Un calor sofocante, de esos días de verano que no sabes que ponerte para estar más fresquita. 

Recuerdo la primera vez que tuve la sensación y que curiosamente sigo teniendo cada vez que me pongo una prenda de SKFK. Fue de ligereza y una temperatura corporal que no me molestaba. Sí, así fue como me llamó la atención una prenda de la que no esperaba nada más y nada menos, que fuera un producto elaborado con reciclados y o sostenibles. Casi nada. 

Sin embargo, aquella prenda decidió darme más. Me ayudó a aclimatarme mejor ante las temperaturas para las que mi cuerpo no estaba preparado, ni lo estará nunca.

Sorprendida y muy gratamente como resultado de una jornada en la que pareciera no llevar nada puesto, y aunque al principio me chocó e incluso me sentí como descubierta por algo que no sabría explicar exactamente, al cabo de nada, se me olvidó esa sensación y mi propio cerebro, sin que diera consentimiento consciente, lo cambió por una temperatura corporal con una sensación placentera.

Al poco empecé a leer más sobre este dato. Mi experiencia había sido tan curiosa que estaba decidida a saber más sobre esto. Y efectivamente encontré mucha información sobre ello, por supuesto de fuentes serias. Acabé por tener muchas ganas de llevarme puesto vestidos ecológicos.

Os animo a probar moda sostenible y recalco, con todo certificado. Es muy importante que nadie abuse de un dato tan serio, simplemente por querer ganar más mintiendo, y en detrimento de un sector serio y comprometido que necesita que cada vez seamos más las que apoyamos y compramos este tipo de prendas.

Por último, decirte que esta temporada de invierno sigue dando las mismas satisfacciones en cuanto a, la capacidad de termo regular la temperatura corporal, y como dato comprobado, los vestidos ecológicos son una forma de sentir el diseño y el estilo con garantías certificadas de sostenibilidad y mantener el frío a raya mucho más fácilmente.



Tags: sostenible
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